viernes, 23 de septiembre de 2011

Por fin viernes.

Aquel tiempo en el que las decisiones importantes se tomaban con un práctico "pito-pito gorgorito...". Cuando tener dinero sólo significaba poder comprarte una bolsa de patatitas y gominolas, cuando se podí an detener las cosas que se complicaban con un simple: "No vale, ¡eso es trampa!". Mi juego preferido ¡el escondite! en el que para salvar a los amigos bastaba con un grito: ¡Por mí! ¡y por todos mis compañeros!
Puedo decir que nunca he perdido "el niño que todos llevamos dentro", de hecho me encanta volverme loca por la vida. Cada uno tiene su manera de hacerlo. Y yo he elegido esta.

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